La historia musical de Colombia está marcada por uniones y separaciones de amistades forjadas al calor del acordeón y de pasiones encendidas en los
escenarios. Entre todas, la breve pero significativa unión al comienzo de sus
carreras, entre Diomedes Díaz, el Cacique de la Junta, y Juancho Rois, genio
del acordeón nacido en San Juan del Cesar, ocupa un lugar especial, no solo por
la calidad de su música sino por las anécdotas que tejieron su destino.
LA PRIMERA UNIÓN
DE DIOMEDES Y JUANCHO ROIS, ENTRE LA MÚSICA Y LA SEPARACIÓN
Pocos saben que Diomedes Díaz, el cacique de La Junta y Juancho Rois,
hijo ilustre de San Juan del Cesar, realizaron su primera colaboración musical
en 1978 al grabar el álbum "La Locura", esta unión duro
aproximadamente menos de un año. Posteriormente, en ese mismo año, Diomedes
también se unió a Nicolás Elías “Colacho” Mendoza para grabar el álbum
"Dos grandes".
Estos trabajos en 1978 fueron importantes para el ascenso de Diomedes
Díaz en la música vallenata, consolidando su voz y talento en la escena
musical.
Conversando la noche anterior vía celular con el profesor Ariel Castillo,
un versado del vallenato en su parte literaria, investigador de las poesías
hechas canciones, me confirmo esta unión para la época señalada.
Diez años después volvieron a unirse e hicieron las producciones más exitosas del vallenato", bajo la inspiración de "Ganó el Folclor".
LA LOCURA
Este álbum de 1978, considerado por Diomedes
como uno de los mejores de su carrera, incluyó canciones como "El alma en
un acordeón", "Lluvia de verano", "Lo más bonito" y
"Me mata el dolor" de su tío Martín Maestre, lo que motivo al rector
Ostilio Granados Dadul que fuese contratado por 65000 pesos para que se presentara en
el festival de la Canción de ese año y amenizara el baile nocturno en la caseta
La tremenda.
Sin embargo, el destino tenía otros planes. Cuando todo estaba listo
para la presentación, el infortunio tocó la puerta. El incumplimiento, que ya
había sido una sombra en la trayectoria del conjunto, se hizo presente de
nuevo. Esta vez, sin embargo, la ausencia no fue culpa de Diomedes Díaz, sino
de su compañero de fórmula, Juancho Rois, quien no pudo llegar al evento debido
a un compromiso personal en Montería, donde visitaba a su esposa.
Me atrevo a escribir estas líneas porque fui testigo en esa reunión como
a la 9:00 pm en la caseta “La Tremenda” con Diomedes Díaz y el profesor Ostilio
Granados Dadul para hacerle cumplir lo pactado en su compromiso musical, el
cual no se realizó por el incumplimiento de Juancho Rois.
Aunque su primera unión fue breve, marcó el inicio de una exitosa
relación musical que luego continuaría en la década de los 80 y 90, que solo
culminaría con el accidente aéreo ocurrido en el vecino país Venezuela, donde
perdió la vida en forma trágica el conejito Juancho Rois.
Hay que recordar que Nicolás Elías “Colacho” Mendoza fue el único
acordeonero que se dio el lujo de rechazar este vínculo con el hijo de Carrizal,
precisamente por los incumplimientos constante por no llegar o llegar tarde a
los escenarios, que le ocasionaban mucho temor, tanto como el pánico que este
le tenía a los aviones, de igual forma los conflictos con los organizadores y
el público lo hicieron tomar esa determinación.
EL ECO EN LA MEMORIA LICEÍSTA
Los hermanos liceístas de la promoción 78 no pudieron vivir el sueño de
tener a Diomedes Díaz en tarima esa noche. Sin embargo, la anécdota permanece
como un testimonio de los avatares de la música, la persistencia del arte y la
capacidad de la memoria colectiva para transformar incluso las separaciones en
parte del folclor nacional.
Así fue como una breve unión, marcada por el talento y el infortunio,
sembró la semilla de una de las duplas más queridas del vallenato,
recordándonos que detrás de cada canción hay historias de vida, amistad y
humanidad.
Pero para ser justo, el incumplimiento de esa vez no lo provoco
Diomedes, si no el de su compañero del acordeón, Juancho Rois.
FUENTE IA GOOGLE
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