ACTIVIDADES LABORALES QUE NOS VIERON CRECER Y QUE LAS NUEVAS GENERACIONES NO SABEN QUE EXISTIERON.
En el tejido de la memoria colectiva existen oficios que, con el paso
del tiempo, se desvanecieron silenciosamente y hoy viven apenas en anécdotas o
en el eco de las historias familiares. Aquellas calles vibraban con personajes
entrañables que recorrían barrios y pueblos, dejando una huella imborrable en
quienes los vieron trabajar.
La historia de Barranquilla se teje también con los hilos de aquellos
trabajos humildes y esenciales que alguna vez definieron el pulso de sus calles
y el carácter de sus gentes. Eran oficios que daban vida a los vecindarios,
ritmos cotidianos marcados por los pregones y la creatividad de quienes, a
fuerza de ingenio, suplían necesidades y tejían comunidad. Rememorar estas
tareas es reconocer la riqueza cultural de una ciudad que supo reinventarse,
pero que lleva en su memoria la herencia de esos personajes entrañables.
En el vaivén del tiempo, Barranquilla ha visto florecer y desvanecerse oficios que alguna vez formaron el alma de sus calles. Cada rincón de la ciudad guardaba la presencia de quienes, con sus manos y palabras, sostuvieron la vida cotidiana y tejieron lazos invisibles entre las personas. Recordar estos trabajos es rendir homenaje no solo a la labor de quienes los ejercieron, sino a una manera de vivir en la que la cercanía, la confianza y la creatividad marcaban el pulso del día a día. En el recuerdo de esos oficios yace una nostalgia que nos invita a mirar atrás con gratitud y a comprender la riqueza cultural que heredamos de generaciones pasadas.
VEAMOS CUALES ERAN
Existieron varios oficios en el siglo 20, que hoy han desparecido de la conciencia imaginaria, pero que debemos recordar para resaltar las vivencias de mi vieja Barranquilla que marcaron una época costumbrista y sencilla que fueron superada por los avances tecnológicos, pero que formaron parte de nuestro pasado y que trae recuerdos de un pasado que siempre fue mejor.
1.
El botellero que cambiaba martillos, guinda,
corozo por envases de cervezas y gaseosas en su carretilla de madera y el
sonido de su campana con su toque original,
2. El prendero, quien gritaba compro oro quebrado, con su maletín negro cargado de oro de diferentes quilates y relojes de diferente marcas y precios.
3. El vendedor de gas con su burro y sus 2 tanques era la época de las famosas cocina a gas de un fogón que desparecieron con la venta primero de las pimpinas de gas propano y después el gas domiciliario y la lámpara de mechón a gas para encenderla cuando se iba la luz, que hacia parte de nuestras noche cotidianas.
.
4.
Hay uno que todavía se ve, el vendedor de los
calendarios Bristol y Pielroja, eran boom a finales de año y enero.
5.
Los vendedores de enciclopedias que tiraban
“buena pata” para alcanzar sus objetivos de venta. Recuerdo que mi padre mi
compro varias enciclopedias, que era una vía para ampliar el conocimiento de
las tareas escolares. No existía el internet
6.
El famoso Círculo de Lectores, con la venta de
los libros por catálogo y las promociones que generaban, bastante lectura de
novelas que nos facilitaron.
7.
Las gitanas que leían la suerte en la palma de
la mano con vistosos vestidos y joyería exuberante, de belleza única algunas
que flechaban el corazón de los jóvenes de la época.
8.
Los turcos vendedores de tela puerta a puerta y
que dejan fiados sus “cortes de telas” y que más de uno termino pringado por
algunas vecinas que se mudaban al siguiente cobro.
9.
Los panaderos que vendían en cicla con su
canasta llena de pan fresco y que los niños les decían pan peao y mas de una
amiga le hacia el feo a “los panes” por esta mamadera de gallo.
10.
El afilador de cuchillos con sus aditamentos
especiales, que llamaba la atención con un pequeño instrumento de viento.
11.
El cartero
quien fue por mucho tiempo un puente entre las relacione lejanas de familiares,
amigos y amantes furtivos.
12.
El
vendedor de mondongo y vísceras en su carretilla de madera que repartía en
horas de la tarde las entrañas de las reses con su delantal manchado con la
sangre fresca de su mercancía. También había unos con sus canastas de madera en
burro con su toque característico de sus cajas y su pesa de madera con un hilo
corredizo.
13.
El
vendedor de raspao en carretilla de madera con su cepillo para raspar el hielo
que hacían las delicias con sus esencias especiales de colores a los niños y a los
adultos mayores para bajar la temperatura agobiante de Barranquilla.
14. Hay un oficio que era muy común en la época escolar y bachillerato la alquilada de cómics o Paquitos y las revistas pequeñas de vaqueros y policíacas. Más de una vez me eché la leva en el paseo bolivar leyendo cómics.
FUENTE: IA GOOGLE
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