martes, 22 de julio de 2025

FESTIVAL DE LA CANCIÓN DEL LICEO MODERNO DEL NORTE: SEMILLERO DE VOCES Y TRADICIÓN

FESTIVAL DE LA CANCIÓN DEL LICEO MODERNO DEL NORTE: SEMILLERO DE VOCES Y TRADICIÓN

Tuve la fortuna de ingresar al Liceo Moderno del Norte con el inicio del primer Festival de la Canción en 1976, una apuesta espectacular del rector Ostilio Granados Dadul que se perpetuo hasta los años 90, la cual marcó un hito para los futuros cantantes de los distintos colegios de la ciudad de Barranquilla. Edgardo Aguilar H. 

CRÓNICA DE UN LEGADO MUSICAL EN BARRANQUILLA

Bajo el cielo cálido y bullicioso de Barranquilla, en el corazón de la vida estudiantil y cultural de la ciudad, se gestó en 1976 un acontecimiento que habría de dejar honda huella en la memoria colectiva: el Festival de la Canción del Liceo Moderno del Norte. No fue solo un evento, sino un verdadero semillero de talentos, sueños y melodías que, con los años, transformó escenarios modestos en escaparates de futuras estrellas.

EL NACIMIENTO DE UNA TRADICIÓN

A mediados de la década de los setenta, cuando la ciudad era un mosaico de costumbres y anhelos juveniles, el entonces rector Ostilio Granados Dadul concibió la idea de crear un festival que diera voz –literalmente– a la juventud barranquillera. Así, en el contexto de la semana cultural de 1976, se celebró la primera edición del Festival de la Canción. El Primer festival se celebró en el antiguo coliseo cubierto Humberto Perea que se colmo de estudiantes, profesores y familias ávidas de disfrutar un espectáculo sin precedentes con la participación del cantante central invitado Luis Gabriel, dueño de la balada protesta en esos años. Este año participo uno de los organizadores del festival el compañero Jaime Loaíza Sarabia quien participo con el tema “Tu voz” de Enrique Guzmán.

La convocatoria, aunque modesta en sus inicios, logró reunir participantes de distintos colegios, consolidando un ambiente de fraternidad y sana competencia. Fue una joven del colegio La Central quien se llevó el primer galardón, pero lo que realmente triunfó esa noche fue el espíritu de unión y celebración artística que impregnó el aire.

EXPANSIÓN Y CONSOLIDACIÓN DEL FESTIVAL

El rotundo éxito de la primera edición llevó a los organizadores a soñar en grande y perpetuar el festival. Así, en 1977, el festival volvió al emblemático coliseo cubierto Humberto Perea, un recinto que sería testigo de inolvidables jornadas musicales y de la pasión inquebrantable de las barras estudiantiles.

La convocatoria se amplió y el festival pronto se posicionó como el evento artístico estudiantil de mayor proyección en Barranquilla. Colegios de todos los rincones respondieron al llamado del profe Ostilio, y la competencia se volvió más reñida y emocionante. El éxito fue tal, que para la segunda edición se contó con la presencia de un artista invitado de talla nacional, el sanandresano Cristofer, quien animó el show central y elevó aún más el nivel del certamen. El ambiente era electrizante: gritos, pancartas, tambores y la euforia de las barras envolvían el coliseo en una atmósfera vibrante y festiva.

El tercer festival en el año 1978 estuvo como cantante invitado Fernando Calle, excelente interprete colombiano de música romántica con un tema muy especial: “Te Necesito”.

PRIMEROS PROTAGONISTAS Y GLORIAS DEL FESTIVAL

En sus primeras tres ediciones, el festival contó con el aporte invaluable de estudiantes, incluyendo este pechito y colaboradores cuya dedicación cimentó el éxito de la iniciativa. Entre ellos destacan figuras como Jaime Loaiza Sarabia, apodado “El popular Piero”, y Nayibe Chemas, quien, proveniente de promociones anteriores, no solo colaboró en la organización, sino que brilló como cantante y resultó ganadora del segundo festival. Su triunfo en el Humberto Perea fue celebrado con entusiasmo, marcando el inicio de una tradición de premiar el talento local. En la foto "Piero" cantando en el festival. 

Cabe resaltar, además, la realización de actividades paralelas, como el baile en la caseta “La Tremenda”. Aunque se había anunciado la participación del entonces ascendente cantante vallenato Diomedes Díaz, su ausencia fue suplida por la orquesta de Adolfo Echeverría, quien puso a bailar a todos los presentes, demostrando así la capacidad de adaptación y el ingenio de los organizadores.

EL FESTIVAL COMO SEMILLERO DE ARTISTAS

Con el paso de los años, el Festival de la Canción del Liceo Moderno del Norte se consolidó como una de las plataformas más importantes para el descubrimiento y proyección de jóvenes talentos musicales. Decenas de aspirantes, con sueños tan grandes como sus voces, encontraron en ese escenario la oportunidad perfecta para dar sus primeros pasos en el mundo del espectáculo.

Muchos de quienes participaron no solo representaron con orgullo a sus colegios, sino que también dejaron una huella indeleble en la historia cultural de la ciudad. El festival se convirtió en un laboratorio de creatividad donde la diversidad de géneros musicales –desde baladas románticas hasta ritmos caribeños– convivía en armonía, reflejando la riqueza cultural de Barranquilla.

LA NOCHE QUE CAMBIÓ LA HISTORIA: SHAKIRA EN EL XV FESTIVAL

La gloria del Festival de la Canción se vio coronada en 1991, durante su decimoquinta edición, cuando una adolescente de apenas quince años subió al escenario para cautivar al público con su inconfundible talento. Esta joven, que pronto sería conocida internacionalmente como Shakira, marcó un antes y un después en la historia del festival y de la música latinoamericana. Muy a pesar de que se cumplió el adagio que nadie es profeta en su tierra, Shakira no salió vencedora de ese certamen en ese año.

La presencia de Shakira fue el fruto más emblemático de ese semillero fundado por el profe Ostilio y alimentado por generaciones de soñadores. El espíritu del festival trascendió así sus propias fronteras, convirtiéndose en referente para otros certámenes escolares y fuente de inspiración para la juventud barranquillera.

LEGADO Y TRASCENDENCIA

El Festival de la Canción del Liceo Moderno del Norte no solo fue un evento musical, sino también un catalizador de valores y aprendizajes. A través de la sana competencia y la camaradería, infundió en sus participantes el amor por la música, el respeto por el arte y la importancia del esfuerzo colectivo. Sus organizadores, colaboradores y ganadores son recordados hoy como pioneros y guardianes de una tradición que enriqueció la vida estudiantil y cultural de Barranquilla por más de dos décadas.

Durante los años ochenta y hasta entrados los noventa, el festival siguió creciendo y adaptándose a los cambios de la época, manteniéndose fiel a sus raíces y amplificando el eco de las voces jóvenes que, año tras año, llenaban de esperanza y alegría los escenarios de la ciudad. Aunque su etapa de oro culminó en los años noventa, la memoria del festival persiste en quienes lo vivieron, lo organizaron y lo disfrutaron como público.

REFLEXIÓN FINAL

Recordar el Festival de la Canción del Liceo Moderno del Norte es evocar una época dorada, en la que la música y los sueños juveniles se entrelazaban en un mismo escenario. Fue, más que un concurso, una fiesta de la vida, una escuela de formación artística y un espacio donde la pasión por el canto y el arte encontró terreno fértil para florecer.

Hoy, a la distancia, el eco de aquellas voces sigue resonando en los pasillos del liceo y en el corazón de quienes, alguna vez, apostaron por el poder transformador de la música. El festival no solo dejó vencedores y recuerdos, sino también una lección invaluable: cuando una comunidad se une alrededor del arte, el futuro se llena de posibilidades y Barranquilla se enorgullece de sus hijos e hijas que, como Shakira, llevan el nombre de su ciudad al mundo entero.

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