FESTIVAL DE LA CANCIÓN DEL LICEO MODERNO DEL NORTE: SEMILLERO DE VOCES Y TRADICIÓN
Tuve la fortuna de ingresar al Liceo Moderno
del Norte con el inicio del primer Festival de la Canción en 1976, una apuesta
espectacular del rector Ostilio Granados Dadul que se perpetuo hasta los años
90, la cual marcó un hito para los futuros cantantes de los distintos colegios
de la ciudad de Barranquilla. Edgardo Aguilar H.
CRÓNICA DE UN
LEGADO MUSICAL EN BARRANQUILLA
Bajo el cielo cálido y bullicioso de Barranquilla, en el corazón de la
vida estudiantil y cultural de la ciudad, se gestó en 1976 un acontecimiento
que habría de dejar honda huella en la memoria colectiva: el Festival de la
Canción del Liceo Moderno del Norte. No fue solo un evento, sino un verdadero
semillero de talentos, sueños y melodías que, con los años, transformó
escenarios modestos en escaparates de futuras estrellas.
EL NACIMIENTO DE
UNA TRADICIÓN
A mediados de la década de los setenta, cuando la ciudad era un mosaico
de costumbres y anhelos juveniles, el entonces rector Ostilio Granados Dadul
concibió la idea de crear un festival que diera voz –literalmente– a la
juventud barranquillera. Así, en el contexto de la semana cultural de 1976, se
celebró la primera edición del Festival de la Canción. El Primer festival se celebró
en el antiguo coliseo cubierto Humberto Perea que se colmo de estudiantes,
profesores y familias ávidas de disfrutar un espectáculo sin precedentes con la
participación del cantante central invitado Luis Gabriel, dueño de la balada
protesta en esos años. Este año participo uno de los organizadores del festival
el compañero Jaime Loaíza Sarabia quien participo con el tema “Tu voz” de Enrique
Guzmán.
La convocatoria, aunque modesta en sus inicios, logró reunir
participantes de distintos colegios, consolidando un ambiente de fraternidad y
sana competencia. Fue una joven del colegio La Central quien se llevó el primer
galardón, pero lo que realmente triunfó esa noche fue el espíritu de unión y
celebración artística que impregnó el aire.
EXPANSIÓN Y CONSOLIDACIÓN DEL FESTIVAL
La convocatoria se amplió y el festival pronto se posicionó como el
evento artístico estudiantil de mayor proyección en Barranquilla. Colegios de
todos los rincones respondieron al llamado del profe Ostilio, y la competencia
se volvió más reñida y emocionante. El éxito fue tal, que para la segunda
edición se contó con la presencia de un artista invitado de talla nacional, el
sanandresano Cristofer, quien animó el show central y elevó aún más el nivel
del certamen. El ambiente era electrizante: gritos, pancartas, tambores y la
euforia de las barras envolvían el coliseo en una atmósfera vibrante y festiva.
PRIMEROS PROTAGONISTAS Y GLORIAS DEL FESTIVAL
En sus primeras tres ediciones, el festival contó con el aporte
invaluable de estudiantes, incluyendo este pechito y colaboradores cuya
dedicación cimentó el éxito de la iniciativa. Entre ellos destacan figuras como
Jaime Loaiza Sarabia, apodado “El popular Piero”, y Nayibe Chemas, quien, proveniente
de promociones anteriores, no solo colaboró en la organización, sino que brilló
como cantante y resultó ganadora del segundo festival. Su triunfo en el
Humberto Perea fue celebrado con entusiasmo, marcando el inicio de una
tradición de premiar el talento local. En la foto "Piero" cantando en el festival.
Cabe resaltar, además, la realización de actividades paralelas, como el
baile en la caseta “La Tremenda”. Aunque se había anunciado la participación
del entonces ascendente cantante vallenato Diomedes Díaz, su ausencia fue
suplida por la orquesta de Adolfo Echeverría, quien puso a bailar a todos los
presentes, demostrando así la capacidad de adaptación y el ingenio de los
organizadores.
EL FESTIVAL COMO SEMILLERO DE ARTISTAS
Con el paso de los años, el Festival de la Canción del Liceo Moderno del
Norte se consolidó como una de las plataformas más importantes para el
descubrimiento y proyección de jóvenes talentos musicales. Decenas de
aspirantes, con sueños tan grandes como sus voces, encontraron en ese escenario
la oportunidad perfecta para dar sus primeros pasos en el mundo del
espectáculo.
Muchos de quienes participaron no solo representaron con orgullo a sus
colegios, sino que también dejaron una huella indeleble en la historia cultural
de la ciudad. El festival se convirtió en un laboratorio de creatividad donde
la diversidad de géneros musicales –desde baladas románticas hasta ritmos
caribeños– convivía en armonía, reflejando la riqueza cultural de Barranquilla.
LA NOCHE QUE CAMBIÓ LA HISTORIA: SHAKIRA EN EL XV FESTIVAL
La gloria del Festival de la Canción se vio coronada en 1991, durante su
decimoquinta edición, cuando una adolescente de apenas quince años subió al
escenario para cautivar al público con su inconfundible talento. Esta joven,
que pronto sería conocida internacionalmente como Shakira, marcó un antes y un
después en la historia del festival y de la música latinoamericana. Muy a pesar
de que se cumplió el adagio que nadie es profeta en su tierra, Shakira no salió
vencedora de ese certamen en ese año.
La presencia de Shakira fue el fruto más emblemático de ese semillero
fundado por el profe Ostilio y alimentado por generaciones de soñadores. El
espíritu del festival trascendió así sus propias fronteras, convirtiéndose en
referente para otros certámenes escolares y fuente de inspiración para la
juventud barranquillera.
LEGADO Y TRASCENDENCIA
El Festival de la Canción del Liceo Moderno del Norte no solo fue un
evento musical, sino también un catalizador de valores y aprendizajes. A través
de la sana competencia y la camaradería, infundió en sus participantes el amor
por la música, el respeto por el arte y la importancia del esfuerzo colectivo.
Sus organizadores, colaboradores y ganadores son recordados hoy como pioneros y
guardianes de una tradición que enriqueció la vida estudiantil y cultural de
Barranquilla por más de dos décadas.
Durante los años ochenta y hasta entrados los noventa, el festival
siguió creciendo y adaptándose a los cambios de la época, manteniéndose fiel a
sus raíces y amplificando el eco de las voces jóvenes que, año tras año,
llenaban de esperanza y alegría los escenarios de la ciudad. Aunque su etapa de
oro culminó en los años noventa, la memoria del festival persiste en quienes lo
vivieron, lo organizaron y lo disfrutaron como público.
REFLEXIÓN FINAL
Recordar el Festival de la Canción del Liceo Moderno del Norte es evocar
una época dorada, en la que la música y los sueños juveniles se entrelazaban en
un mismo escenario. Fue, más que un concurso, una fiesta de la vida, una
escuela de formación artística y un espacio donde la pasión por el canto y el
arte encontró terreno fértil para florecer.
Hoy, a la distancia, el eco de aquellas voces sigue resonando en los
pasillos del liceo y en el corazón de quienes, alguna vez, apostaron por el
poder transformador de la música. El festival no solo dejó vencedores y
recuerdos, sino también una lección invaluable: cuando una comunidad se une
alrededor del arte, el futuro se llena de posibilidades y Barranquilla se
enorgullece de sus hijos e hijas que, como Shakira, llevan el nombre de su
ciudad al mundo entero.
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